Aunque muchas personas no son conscientes de ello, nuestro ordenamiento jurídico nos permite reclamar un error de diagnóstico. Normalmente se asocian las Negligencias Médicas con casos de errores flagrantes durante intervenciones quirúrgicas. Por ejemplo, cuando el cirujano olvida las tijeras o cualquier otro equipamiento dentro del cuerpo del paciente.
Fuera de lo llamativo de estas situaciones, lo cierto es que la intervención clínica comienza en el mismo instante en que requerimos una observación médica. Detectar el problema sanitario a tiempo es el mejor modo de evitar complicaciones, y en muchas ocasiones se plantea como la única forma de sanar al paciente.
Por ejemplo, en el caso de los embarazos, un seguimiento adecuado puede evitar complicaciones que deriven en una hipoxia neonatal u otras lesiones para el bebé o la madre. En el caso de las enfermedades crónicas, una detección temprana puede ayudar a controlar la patología. Y en el caso de enfermedades infecciosas el diagnóstico precoz ayudará a contener la transmisión.
En resumen, el diagnóstico es uno de los momentos cruciales de la atención sanitaria. Y como tal, forma parte del proceso de curación. De modo que podemos reclamar un error de diagnóstico del mismo modo que cualquier otra negligencia médica.
¿Qué se considera un error de diagnóstico médico?
El diagnóstico es el procedimiento conducente a la identificación de una enfermedad, síndrome o estado de salud. Se trata de un juicio razonado, emitido por un profesional sanitario tras evaluar la situación del paciente, con la ayuda (o sin ella) de las pruebas que considere oportunas. Los diagnósticos médicos pueden realizarse a instancia del paciente o de forma espontánea. Normalmente, cuando el paciente acude a la consulta manifestando malestar, el médico o sanitario puede emplear sus indicaciones como “guía” para detectar complicaciones evidentes en su estado de salud.
Errores comunes en diferentes tipos de diagnósticos médicos
El diagnóstico médico combina diferentes herramientas (anamnesis, exploraciones, pruebas y observación de síntomas y signos) para determinar el estado de salud del paciente. Como tal, es la primera etapa de la mayoría de procedimientos médicos, y de su efectividad dependerá la capacidad curativa de las etapas sucesivas. El problema es que el diagnóstico médico no siempre es de todo efectivo.
Tipos de diagnósticos médicos
El diagnóstico médico puede ser tardío cuando el sanitario no haya detectado un estado de salud alterado a tiempo. En este sentido, el diagnóstico médico tardío puede complicar el posterior tratamiento para hacer frente a él, y en ocasiones sus consecuencias pueden ser del todo irreversibles en el peor de los casos. A continuación mostramos algunos de los ejemplos relacionados con errores en diferentes tipos de diagnósticos médicos:
Diagnóstico médico espontáneo
En el caso de los diagnósticos médicos espontáneos, suelen darse durante el tratamiento de otras complicaciones. Los síntomas que evidencia el paciente son indicadores de determinadas patologías, que pueden dar pistas al sanitario para detectar tempranamente un estado de salud alterado.
Diagnóstico médico ausente
Hablamos de diagnóstico médico ausente cuando el sanitario no es capaz de detectar ninguna alteración en el estado de salud del paciente. Sus consecuencias son idénticas que en un diagnóstico médico tardío, aunque generalmente más graves.
Diagnóstico médico genérico o inexacto
También podemos estar ante un diagnóstico médico genérico o inexacto cuando se detectan rasgos de la patología del paciente pero no se concreta la misma o el tratamiento médico concomitante. En consecuencia, el paciente puede encontrarse con un tratamiento ineficaz o insuficiente.
Diagnósticos médicos de moda
Existen los llamados “diagnósticos médicos de moda”, que referencian a patologías conforme a una tendencia actual y no conforme a las pruebas u observaciones objetivas realizadas por los médicos.
Sobrediagnósticos médicos
También podemos encontrarnos con sobrediagnósticos médicos cuando el paciente no necesita de un tratamiento pero se le aplica por haberse determinado que padece una patología. El problema en estos casos es que el tratamiento aplicado no puede producir ningún bien al paciente, por lo que habitualmente conduce a lesiones físicas, psicológicas o incluso económicas.
Diagnóstico médico en cascada
Por último, hablamos de diagnóstico médico en cascada a los escenarios en que el médico trata síntomas irrelevantes o leves (por no dar importancia a otros más relevantes o tratar de evitar la iatrogenia propia de tratamientos más severos) y de estos se van derivando otros más graves. El resultado tiende a ser un empeoramiento gradual del estado de salud del paciente.
Aunque estos son los casos más frecuentes, existen otros fallos que pueden conducir a una lesión o a no tratar el estado de salud del paciente. Debemos saber que siempre que derive de una negligencia médica, tenemos derecho a reclamar un error de diagnóstico.